Mihaela
Radulescu, 31.08.15
Las
representaciones de Adán y Eva en el Paraíso se han construido siempre en torno
a un concepto: la razón de la primera gran pérdida del ser humano, la pérdida
del Paraíso.
Desde las
primeras representaciones, en el arte paleocristiano, aparecen los tres
actores: el hombre, la mujer, la serpiente. La serpiente se asocia a la mujer, sintácticamente, señalándola como
el punto de contacto. El hombre y la mujer están avergonzados y separados por
el árbol y la serpiente que se interponen. La semántica del pecado queda
asentada en una causa y sus primeras consecuencias. Su inserción cultural
replica la culpa humana y la responsabilidad por los actos que siempre tendrán
consecuencias, mucho más graves de lo que uno lo puede imaginar en un
principio. Se desarrolla así la dimensión ética moralista del cristianismo,
sacando de los ejemplos referidos pautas para el comportamiento social de las personas. La construcción de rasgos semánticos de la
serpiente es más compleja culturalmente, pues la serpiente es parte del
imaginario colectivo precristiano como parte de la fundación del mundo. Sus
redes semánticas son amplias, con raíces particulares en el Oriente; a medida que los siglos pasan estas redes se
desvanecen, siendo reemplazadas por la red instalada por el imaginario
cristiano.
ADÁN
Y EVA : LA CATACUMBA DE SAN MARCELINO. SIGLO III
ADÁN
Y EVA EN LA CATACUMBA DE SAN PEDRO.SIGLO III
La construcción
de concepto del pecado es enfocada en este principio más en la causa y el
efecto del acto realizado y menos en la imagen del Paraíso perdido, centrando
la atención en el componente moral de la actuación humana y en la conciencia y
responsabilidad con las cuales ésta se debe realizar. Se propone como función
cultural una enseñanza, enmarcada en la historia del hombre como fundacional.
Por tanto, ha de ser considerado como un ejemplo valioso de lo que no hay que
hacer, indicando también a la mujer con una mayor debilidad o disponibilidad que
el hombre ante el acto arriesgado, no pensado, es decir como un ente dominado
por la afectividad en vez de la conciencia.
Adán y Eva: sarcófago paleocristiano , primer tercio del S. IV
Observen ahora
en la obra de Lucas Cranach el Viejo los cambios conceptuales, apoyados en la
composición y el tratamiento semántico de la misma: la serpiente sigue mirando
a Eva, pero los dos seres humanos se dirigen el uno hacia el otro, no hay
vergüenza, no se tapan adrede, hay inocencia y belleza: además cada uno tiene
un ramo con un fruto, además de la manzana que está en la mano de Eva. La
interpretación inmediata es la ubicación de la escena antes del pecado de
“morder la manzana”; el segundo paso es verlo como un acto inocente. El fondo
es oscuro y el paraíso invisible. Difícilmente se puede asociar el tema de la
culpa; se deja entrever más bien una semántica del engaño que han sufrido y
para el cual no están preparados. Hay
menos contenidos morales y más una apertura a la interpretación de la condición
humana.
Lucas Cranach, el Viejo: Adán y Eva, c.
1513-1515
En otra obra suya, la amenaza externa se
hace evidente, así como el amor e inocencia de los personajes:
Saltando a las épocas más cercanas, se
observa un mayor interés por la pareja por un lado y por el paraíso por el
otro.
El interés por la pareja emplea su rol
fundacional para llegar a lo más profundo de los valores humanos, el amor, como
en el tratamiento desarrollado por Gustav Klimt:
En
cuanto al paraíso,ver Chagall ( 1961):
La afectividad
invade los inicios representados por Adán y Eva y la perdida se ve asociado a
este estado perfecto de amor y felicidad. Un nuevo concepto se construye en
torno a la pareja primordial.
¿Qué nuevos
cambios y que nuevas redes semánticas se dejan ver en las representaciones de Julie
Heffernan y qué concepto está emergiendo?