Mihaela
Radulescu
El diseño
editorial comienza con la imprenta. No significa que antes no hubo composición,
porque los signos de la escritura siempre se ubicaron en orden, en un espacio,
con una disposición adecuada para su lectura y con accesorios ornamentales o de
ilustración para completar el conjunto informativo ofrecido al lector. Se habla
también de la impresión antes de la imprenta: las piedras-sellos para imprimir
sobre arcillas, las impresiones chinas
de textos sobre papel desde el siglo II, con letras e imágenes talladas en
relieve en bloques de madera y tintas solubles en agua, los tipos móviles coreanos,
fundidos en moldes, del siglo XIV. En Europa, los tipos móviles de metal comienzan
a usarse hacia mediados del siglo XV; se imprimía sobre papel con una prensa,
con tintas diluidas en aceites.
Los libros de
Gutenberg usaban los recursos gráficos que seguimos usando hoy: diagramación,
tipografía, ilustración, gráfica, carátulas funcionales que preservan el libro,
además de informar sobre su contenido.
Desde
entonces, gracias a la imprenta, los
libros comenzaron a difundirse masivamente. Los progresos de la misma imprenta
aportaron a la nueva comunicación escrita. En el siglo XIX, la prensa comenzó a funcionar a vapor. De la
prensa de cilindro se pasó a la rotativa. Son avances tecnológicos que
influyeron mucho en la industria de los periódicos. En 1863 el norteamericano
William A. Bullock patentó la primera prensa de periódicos alimentada por
bobina, que imprimía los periódicos en rollos en vez de hojas sueltas.
En 1871 el
impresor Richard March Hoe perfeccionó el procedimiento llegando a producir 18,000
periódicos a la hora.
Los periódicos desarrollaron una evidente
preferencia por el lenguaje de la imagen, como facilitador de la comunicación,
mientras que el espacio reducido obligó a una diagramación densa pero con
divisiones claras de espacios de información.
Los siglos XVII,
XVIII y XIX tuvieron una sostenida producción de libros que aprovecharon la
tradición de los manuscritos medievales en cuanto a composición y las
oportunidades de la imprenta en cuanto a diagramación y circulación.
Novus
Index Librorum prohibitorum et expurgatorum por el reverendo Antonii
Zapata, Sevilla, imprenta de Francisco de Lyra, 1632. Observar el principio jerárquico en la tipografía.
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1729. Sátiras de Perseo y Juvenal. Observar la integración texto- imagen.
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El
vínculo con los manuscritos iluminados es visible. En 1788, William Blake incluye la técnica del
aguafuerte en sus libros, a través de la
impresión iluminada. El texto se escribía en planchas de cobre con
plumas y cepillos, junto con las ilustraciones. Se bañaban las placas en ácido
para disolver el cobre no tratado y las páginas impresas tenían que ser re-coloreadas
a mano con pinturas al agua y después en volumen. Así hizo El Libro de Thel
(The Book of Thel) 1789; Las Hijas de Albión (1793); Canciones de Inocencia y
Experiencia; etc.
La integración texto-imagen tiene un
reforzado valor semántico, a la vez que insiste en el valor artístico del
libro.
El
siglo XIX fue un siglo con grandes experimentos editoriales. Ocultar un cuadro en
el grueso del libro, una idea que data 1650, llega a transformarse en una tendencia.
La Ilustración es una constante, en libros
y afiches:
La
libertad de expresión, desde la subjetividad del autor, ingresando el diseño
editorial en el mundo de la fantasía y de la imaginación:
La literatura infantil se ha beneficiado de
este enfoque.
El Movimiento
de Artes y Oficios (Arts and Crafts) de Inglaterra, con William Morris y con la imprenta Kelmscott
Press avanza, a finales del siglo XIX, en el territorio del ornamento
semántico, para crear el marco interpretativo de los textos de los libros. Recupera
la calidad editorial de la industria, infundiéndole el carácter de presencia
artística.
El siglo XX
explora el vínculo del arte con el diseño editorial, principalmente a través de
la creatividad en la reinterpretación compositiva y los principios de la
comunicación. Interviene en revistas, afiches, incluso periódicos; en carátulas
de libros. Se desprende de la tradición
de los siglos anteriores con el Movimiento Bauhaus:
El movimiento De Stijl:
El Dadaísmo:
La influencia de las corrientes de la vanguardia se ha acumulado paulatinamente en
la constante re-creación de los planteamientos gráficos del diseño editorial.
En la postmodernidad, el diseño editorial puede optar por la estética que
conviene a su identidad.
Las publicaciones periódicas pueden
reinterpretar el recorrido de la comunicación, como lo hace David Carson:
La infografía ingresa en la comunicación
didáctica, periodística, enciclopédica.
Los libros incrementan su comunicación a
través de recursos gráficos:
O recursos plásticos:
Los
libros pueden ser interactivos, tridimensionales, provocativos:
La imagen reinterpreta los significados culturales y crea nuevas interacciones como en los trabajos editoriales de Ana Juan.
Cerramos esta breve incursión en la historia del diseño editorial con un artículo sobre libros y editoriales, de Rodrigo Fresán, en su columna “Fuera de lugar del diario” El Comercio: Domingo 03 de abril del 2016 /De bolsillo /Fuera de lugar: http://elcomercio.pe/eldominical/columna/bolsillo-noticia-1891332
Y con la presentación del arte de carátulas
del español Daniel Gil, que se difundió en el mundo a través de la editorial Alianza.
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